El pueblo de los 10 tacos campechanos y la coca-cola light

Odio este sentimiento de desconfianza hacia mi lugar, hacia mi ciudad. Me desespera vivir en un entorno pasado por delincuencia, corrupción, malos manejos, falta de educación, violencia injustificada y una interminable lista de situaciones que me impiden sentirme a gusto - la mayoría de las veces- mientras me desplazo por sus calles.

Es muy triste pensar que nos es imposible encontrar una solución para todo esto. Justo al escribir estas lineas veo en la TV la noticia de un comando ciudadano que en alguna ciudad al norte del país ha decidido salir a hacer "justicia" por propia mano, cortar de raíz con los delincuentes y eliminarlos. ¿Es eso justicia?.

Vivo y formo parte de un pueblo controlado. Un pueblo que -en su gran mayoría- se congratula por formar parte de un maratón televisivo y alcanzar la cifra de 400 millones de pesos mexicanos (unos 35 millones de dólares) en donaciones a una empresa que un par de semanas después gastó 20 millones de dólares en 8 jugadores -si 8 seres humanos- para su equipo de fútbol.

Vivo y formo parte de un pueblo con doble moral; donde el mismo que le va a cantar a la Virgen de Guadalupe las mañanitas, al siguiente día se persigna tras cometer exitosamente un asalto a mano armada. Donde el mismo que participa en una marcha en apoyo a los inmigrantes mexicanos en EU es quien maltrata física y verbalmente a su albañil guatemalteco. El pueblo de los 10 tacos campechanos y la coca-cola light.

Vivo y formo parte de un pueblo mágico, uno que tiene mística y porta orgulloso el peso de su historia y su cultura ancestral. Uno que ha superado invasiones, guerras, desastres naturales, dictaduras, revoluciones armadas, crisis económicas.

Vivo y formo parte de un pueblo que por una u otra razón no pierde la esperanza, e incluso algunos no pierden la fe. Tal vez eso nos haga falta, perder todo por completo hasta casi desaparecer. Según recuerdo, en la leyenda, el fénix renacía hasta estar reducido a cenizas... no al estar a media combustión.

No me gusta salir de casa y que por la mente me cruce la idea de que tal vez no regrese a ella.

¿Lo lograremos?