Pues, imagina que -no literalmente- estuve en lo que podríamos llamar un Parque Recreativo Mental.
Primero bien feliz en el columpio ya sabes el aire te pega en la cara y a veces sientes como que estas flotando (cuando le das duro duro y llegas hasta arriba) cuando se siente como gravedad cero.
Después me fui al volantín y quede mareadísimo, ganas de vomitar y volteas alrededor. Nada parece tener sentido. Ya más tarde, no yo sino las coincidencias-circunstancias, me pusieron en el sube-baja y ese es como la mejor de las depresiones: Eres como el rey del universo durante un segundo y al segundo inmediato eres la piedra que sostiene al resto del mundo.
Terminé cansandome [soy humano, mea culpa] me fui al cajón de arena a jugar con mi pasado. Tiré unos cuantos castillos que ya no le daban nada bueno a mi vida, siempre intentando ser respetuoso de lo que fue, es y será. Despues me volvi a subir al columpio... es que se siente hermoso ese cosquilleo en el estomago.
Para cuando se acercaba el fin del fin de semana, supe que ya no era necesario estar en ese Parque, que la solución no estaba ahí, sin embargo, había dado un nuevo paso.
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