Hace años.
¿Por qué? Porque transitar hacia una sola dirección provoca errores y pérdidas, uno deja atrás una lista interminable de memorias que no suceden y para regresar a ellas se tienen que hacer maniobras casi imposibles. Interminables.
Porque nuestro cerebro necesita libertad, de ir a un lado o al otro, de hacer nuevos caminos y encontrar nuevas rutas. A veces uno empieza a hablar -y a escribir- justo como lo hacen las silenciosas calles, las que están hundidas en una monotonía que no pidieron. Porque veces uno siente que puede más pero regresar sobre tus pasos y corregir sobre la marcha se complica.
Hacen falta calles de ida y vuelta para encontrarnos de frente con lo inesperado. Porque perseguir a las sorpresas, o en su defecto ser chocado por ellas, es un método injusto para aquellos que nos gusta ver a los ojos.
Quiero ir y quiero regresar, ir a donde pueda y regresar a donde quiera. Quiero ir y regresar porque creo que avanzar es la única manera de no repetir mis errores y regresar es la forma perfecta de aprender el camino hacia adelante.
A mi ciudad, a mi vida, le hacen falta calles de ida y vuelta. Le hacen falta opciones, salidas, retornos, encuentros fortuitos y momentos efímeros.
Hacen falta calles de ida y vuelta porque su ausencia esta robándonos [hablo por mi y por el del otro lado del espejo] las pocas ganas que -a veces- me quedan.
That I will never let mankind put anything over me, but that I will try always to recognize and submit to the gods in me and the gods in other men and women. There is my creed.This is what I believe: That I am I. That my soul is a dark forest. That my known self will never be more than a little clearing in the forest. That gods, strange gods, come forth from the forest into the clearing of my known self, and then go back. That I must have the courage to let them
(para el Movimiento Real-egocentrista, Mayo, 2011)
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