Tienes el corazón, las ideas, los pies y la mirada en diferentes lugares; estando bajo los efectos de una sobredosis de realidad uno puede ver más de lo que necesita. Esto es diferente, la pupila no esta dilatada, el corazón no late fuera de ritmo, reconoces bien tu tiempo-espacio, no eres invencible.
Necesitas de algo, probablemente de alguien, pierdes el control sobre los movimientos y te sientes sedado por las inyecciones de realidad que siguen embriagando a tu sistema. Te despides de muchas cosas, recuerdas tus errores y re-inventas tu pasado. Olvidas.
Palabras sin sentido llenan las hojas de un periódico con fecha indeterminada. Noticias que nunca sucedieron y comentarios que nunca se hicieron, nada parece tener sentido -aunque pensándolo bien nunca ha sido realmente diferente-. Vienen y van pensamientos o sentimientos qué nunca estuvieron ni en tu cabeza ni en tu corazón. Recuerdas.
Y así permaneces, drogado por la realidad (que debe ser diferente a "realmente drogado"). Con la angustia que te come la cordura y la vomita en donde un día estuvo tu razón. Con las palabras en la punta de la lengua y una pesada cadena amarrada al tobillo que evita que vueles, no te deja alejarte.
Así fue hoy la angustia. No se confundan, no ha sido un mal día; es solo que no me gustan mucho los exámenes de conciencia.
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