Hay muchas preguntas que probablemente nunca podremos contestar, hay muchas respuestas que seguramente están ahí, esperando por nosotros.
Nosotros, nos etiquetamos, nos desmarcamos de la tendencia o corriente principal, nos cortamos el cabello llevando el recorte de una revista, nos vemos al espejo y nos imaginamos mutando al concepto de ideal, sumimos el estomago, hablamos del escritor del libro que no hemos abierto, opinamos de la guerra que nos muestra la TV, somos y seguiremos siendo víctimas de nuestro modo de vida.
Nunca ha sido mi intención entrar en camisa de once varas, crear conceptos que no me corresponden, hacer entender a las personas tópicos que ni yo mismo entiendo. Nunca he considerado a mi verdad como la absoluta y , definitivamente, nunca he pretendido que mi opinión cambie el curso de cualquier hecho en específico.
Aún así hay momentos en los que me doy la oportunidad de opinar ó de soltar algún concepto, por mundano que este sea; de pegar un brinco y asomarme tantito más allá del sombrero de copa, siendo ésta una de mis metáforas favoritas.
Hay otros, quienes se logran salir del sombrero de copa, son aquellos quienes hacen caminos, que abren puertas, que formulan preguntas y que encuentran respuestas, todo esto de forma constante, de forma creativa. Desafortunadamente son los menos. Afortunadamente las conexiones misteriosas del universo me han dado la oportunidad de cruzarme con algunos de esos entes.
Ellos y yo, tu y ellos, ustedes y nosotros, nosotros y tú... no somos tan diferentes, a nivel orgánico somos practicamente iguales, las diferencias anátomicas son marcadas ya que la natura así lo requiere y las diferencias intelectuales, ideológicas, culturales y sentimentales están ahí porque pertenecemos a una raza que no se conformó con poco.
Ellos y yo, tu y ellos, ustedes y nosotros, nosotros y tú... no somos diferentes. Me niego a dejarlo así, no creo que seamos diferentes. Me gusta más pensar simplemente que no somos tan parecidos.
Nosotros, nos etiquetamos, nos desmarcamos de la tendencia o corriente principal, nos cortamos el cabello llevando el recorte de una revista, nos vemos al espejo y nos imaginamos mutando al concepto de ideal, sumimos el estomago, hablamos del escritor del libro que no hemos abierto, opinamos de la guerra que nos muestra la TV, somos y seguiremos siendo víctimas de nuestro modo de vida.
Nunca ha sido mi intención entrar en camisa de once varas, crear conceptos que no me corresponden, hacer entender a las personas tópicos que ni yo mismo entiendo. Nunca he considerado a mi verdad como la absoluta y , definitivamente, nunca he pretendido que mi opinión cambie el curso de cualquier hecho en específico.
Aún así hay momentos en los que me doy la oportunidad de opinar ó de soltar algún concepto, por mundano que este sea; de pegar un brinco y asomarme tantito más allá del sombrero de copa, siendo ésta una de mis metáforas favoritas.
Hay otros, quienes se logran salir del sombrero de copa, son aquellos quienes hacen caminos, que abren puertas, que formulan preguntas y que encuentran respuestas, todo esto de forma constante, de forma creativa. Desafortunadamente son los menos. Afortunadamente las conexiones misteriosas del universo me han dado la oportunidad de cruzarme con algunos de esos entes.
Ellos y yo, tu y ellos, ustedes y nosotros, nosotros y tú... no somos tan diferentes, a nivel orgánico somos practicamente iguales, las diferencias anátomicas son marcadas ya que la natura así lo requiere y las diferencias intelectuales, ideológicas, culturales y sentimentales están ahí porque pertenecemos a una raza que no se conformó con poco.
Ellos y yo, tu y ellos, ustedes y nosotros, nosotros y tú... no somos diferentes. Me niego a dejarlo así, no creo que seamos diferentes. Me gusta más pensar simplemente que no somos tan parecidos.
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